
Si os gustaron nuestras recetas de masa base para pizza con masa madre y masa para pizza con cerveza, no os podéis perder la receta que os proponemos a continuación, en la que os enseñamos a elaborar unas ricas bases a partir de harina, agua, aceite, sal y levadura de panadería, una receta muy sencilla que tendréis lista, sin apenas esfuerzo, en muy poco tiempo.
Para la elaboración de esta receta hemos seguido la técnica de amasados cortos y reposos, con la que se consigue desarrollar una masa con una estupenda elasticidad sin tener que rompernos las muñecas amasando. Es una técnica muy usada en panadería. Si os gusta hacer pan, os animamos a que la pongáis en práctica, ya veréis como os sorprende el resultado.
Para aquellos que no lo sepan debemos aclarar que la levadura de panadería y la levadura química (también conocida como polvos de hornear) son productos diferentes. En esta ocasión debéis usar levadura de panadería, podéis encontrarla en fresco, o en forma de pequeños gránulos de color marrón, en numerosos establecimientos de alimentación. Os invitamos a que ampliéis vuestra información con nuestro artículo; “Tipos de levadura y su uso en cocina“.
Para esta receta debéis usar una harina apta para hacer pan. La harina para repostería no es la mejor opción. Con nuestro artículo; “Clasificación y tipos de harinas. Una harina para cada uso“, podréis conocer las diferencias entre una y otra.
Ingredientes [Para 3 bases de pizza]:
Harina de trigo – 400 gramos
Agua – 250 gramos
Aceite de oliva – 20 gramos
Sal – 2 gramos
Levadura seca de panadería* – 2 gramos
*Si queréis usar levadura fresca debéis añadir 6 gramos
Elaboración de la Receta
Mezclamos en un cuenco la harina con la sal.
Añadimos la levadura seca y volvemos a mezclar. Es importante que lo hagáis en este orden para que la sal y la levadura no entren en contacto directamente, ya que la acción de la levadura podría verse afectada negativamente.
A continuación, vertemos en el cuenco el agua y el aceite. Con la ayuda de una espátula, o una rasqueta de panadería, mezclamos todos los ingredientes hasta que la harina se hidrate por completo. En ese momento, tapamos el cuenco con un plástico y dejamos reposar la masa durante 20 minutos. A este reposo se le conoce con el nombre de “autolisis”, y durante el mismo la harina se terminará de hidratar, permitiéndonos amasar en menos tiempo. Combinando varios ciclos de amasados cortos, y reposos entre amasados, tendremos lista la masa sin apenas esfuerzo.
Pasados los 20 minutos, untamos con un poco de aceite la superficie de trabajo y volcamos la masa encima. Amasamos durante unos segundos. Para ello, vamos plegando la masa desde los extremos hacia el centro, como si la recogiésemos para hacer una bola. Os recomendamos que echéis un vistazo al vídeo, ya que es la mejor forma de ver cómo llevamos a cabo el proceso. Finalmente, hacemos una bola con la masa (a esta acción se le llama “bolear”), y la metemos en el cuenco ligeramente aceitado. Dejamos reposar durante 15 minutos más.
Pasado el tiempo de reposo, repetimos el paso 4. Durante este segundo ciclo de amasado notaréis que la masa ya ha desarrollado una buena elasticidad, esto ha sido gracias a los tiempos de reposo, durante los que el gluten se sigue desarrollando. Tras este segundo amasado ya tenemos la masa lista para iniciar la fermentación. Tras amasar durante unos segundos, volvemos a formar una bola y la metemos en el cuenco donde la dejamos que repose hasta que doble su tamaño.
Una vez que la masa ha doblado su tamaño, la volcamos sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada.
Formamos una bola llevando los bordes hacia el centro.
Con la ayuda de una rasqueta metálica de panadería, o un cuchillo bien afilado, cortamos la masa en tantas porciones como bases de pizza queramos preparar. Nosotros la hemos dividido en 3 trozos.
Tras dividir la masa, formamos una bola con cada uno de los trozos.
Tapamos las bolas con un tapo y las dejamos reposar durante 10 minutos. Durante el reposo, el gluten se relaja, lo que nos facilitará la labor de estirar la masa.
En este punto podemos decidir si congelamos las bolas de masa para tenerlas listas para usar en cualquier momento. Si las vamos a congelar, no es necesario dejarlas reposar 10 minutos
Pasado el tiempo de reposo, ya podemos hacer uso de un rodillo para estirar las bolas de masa y usarlas para preparar una rica pizza. También podemos congelarlas una vez estiradas, para ello, las envolvemos en una lámina de papel vegetal y las guardamos dentro de una bolsa antes de meterlas en el congelador.
Anotaciones y Consejos
En el caso de que uséis levadura fresca debéis disolverla previamente en un poco de agua y añadirla a la masa junto con el resto de líquidos. La levadura seca activa no necesita ser disuelta de manera precia, la añadiremos directamente a la masa.
El tiempo de fermentación necesario para que la masa doble su tamaño va a estar determinado por la temperatura ambiente y la cantidad de levadura que añadáis a la masa. En el caso de la receta de hoy, la masa puede estar lista en, aproximadamente, dos horas y media si la temperatura en la cocina ronda los 28º C. Os aconsejamos que no os guiéis por el tiempo, el mejor indicador es el estado de la masa.
Si queréis obtener una masa de calidad superior, os recomendamos que, justo en el momento de iniciar la fermentación, metáis el cuenco en la nevera y lo dejéis reposar hasta el día siguiente.
MAS RECETAS DE MASA DE PIZZA de cocina-casera.com
Mezclamos en un cuenco la harina con la sal.
Añadimos la levadura seca y volvemos a mezclar. Es importante que lo hagáis en este orden para que la sal y la levadura no entren en contacto directamente, ya que la acción de la levadura podría verse afectada negativamente.
A continuación, vertemos en el cuenco el agua y el aceite. Con la ayuda de una espátula, o una rasqueta de panadería, mezclamos todos los ingredientes hasta que la harina se hidrate por completo. En ese momento, tapamos el cuenco con un plástico y dejamos reposar la masa durante 20 minutos. A este reposo se le conoce con el nombre de “autolisis”, y durante el mismo la harina se terminará de hidratar, permitiéndonos amasar en menos tiempo. Combinando varios ciclos de amasados cortos, y reposos entre amasados, tendremos lista la masa sin apenas esfuerzo.
Pasados los 20 minutos, untamos con un poco de aceite la superficie de trabajo y volcamos la masa encima. Amasamos durante unos segundos. Para ello, vamos plegando la masa desde los extremos hacia el centro, como si la recogiésemos para hacer una bola. Os recomendamos que echéis un vistazo al vídeo, ya que es la mejor forma de ver cómo llevamos a cabo el proceso. Finalmente, hacemos una bola con la masa (a esta acción se le llama “bolear”), y la metemos en el cuenco ligeramente aceitado. Dejamos reposar durante 15 minutos más.
Pasado el tiempo de reposo, repetimos el paso 4. Durante este segundo ciclo de amasado notaréis que la masa ya ha desarrollado una buena elasticidad, esto ha sido gracias a los tiempos de reposo, durante los que el gluten se sigue desarrollando. Tras este segundo amasado ya tenemos la masa lista para iniciar la fermentación. Tras amasar durante unos segundos, volvemos a formar una bola y la metemos en el cuenco donde la dejamos que repose hasta que doble su tamaño.
Una vez que la masa ha doblado su tamaño, la volcamos sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada.
Formamos una bola llevando los bordes hacia el centro.
Con la ayuda de una rasqueta metálica de panadería, o un cuchillo bien afilado, cortamos la masa en tantas porciones como bases de pizza queramos preparar. Nosotros la hemos dividido en 3 trozos.
Tras dividir la masa, formamos una bola con cada uno de los trozos.
Tapamos las bolas con un tapo y las dejamos reposar durante 10 minutos. Durante el reposo, el gluten se relaja, lo que nos facilitará la labor de estirar la masa.
En este punto podemos decidir si congelamos las bolas de masa para tenerlas listas para usar en cualquier momento. Si las vamos a congelar, no es necesario dejarlas reposar 10 minutos
Pasado el tiempo de reposo, ya podemos hacer uso de un rodillo para estirar las bolas de masa y usarlas para preparar una rica pizza. También podemos congelarlas una vez estiradas, para ello, las envolvemos en una lámina de papel vegetal y las guardamos dentro de una bolsa antes de meterlas en el congelador.
Anotaciones y Consejos
En el caso de que uséis levadura fresca debéis disolverla previamente en un poco de agua y añadirla a la masa junto con el resto de líquidos. La levadura seca activa no necesita ser disuelta de manera precia, la añadiremos directamente a la masa.
El tiempo de fermentación necesario para que la masa doble su tamaño va a estar determinado por la temperatura ambiente y la cantidad de levadura que añadáis a la masa. En el caso de la receta de hoy, la masa puede estar lista en, aproximadamente, dos horas y media si la temperatura en la cocina ronda los 28º C. Os aconsejamos que no os guiéis por el tiempo, el mejor indicador es el estado de la masa.
Si queréis obtener una masa de calidad superior, os recomendamos que, justo en el momento de iniciar la fermentación, metáis el cuenco en la nevera y lo dejéis reposar hasta el día siguiente.
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